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Mostrando entradas de febrero, 2014

Megara

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Por Laura López   Al escribir este nombre viene a mi mente una mujer que se agiganta hasta llegar al cielo con su estatura, una mujer cuya hermosura irradia el lugar como el sol al día, de ojos color miel… jóvenes, inmaduros, desconfiados, arrogantes, sensibles, unos ojos que brillan como luceros en la noche tratando de buscarle esperanza a su vida vacía, sin amor… De tez morena que brilla con una sedosidad sorprendente, y claro una figura escultural que volvería a cualquier hombre, Dios o Semi-Dios locos de lascivia. ¿Pero eso es suficiente?, ¿Eso es lo que hizo que Heracles se enamorara de ella?    No en mi opinión no, siento que lo que hace a una verdadera mujer son sus sentimientos, su capacidad de amar con locura y pasión; su necesidad de enamorarse, de tropezar, caer y levantarse a veces desde el fondo y volver a escalar esa montaña en el que creemos se encuentran el amor y la felicidad infinitos.   ¿Qué desconfié de los hombres? Claro dado que anteriores la la

¿Con cola, con cuernos y rojo?

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Por Stephany Luna Callejas ¿Acaso tienes cola que te pisen? Pues yo sí y tú también, pero, ¿apoco no es mejor pisar la de los demás? Esta frase tan popular, me recuerda a una tal humanidad, creando relatos fantásticos sobre un tal satanás, también llamado diablo o lucifer, cualquiera de los tres son muy bien conocidos o creemos conocerlos. Si bien es cierto que el hombre se ha encargado de describirlo de diferentes maneras, también es cierto que yo me he dado a la tarea de hacer lo mismo. Recuerdo que de niña crecí en una combinación de historias que me aterraban, un día escuchaba la de mi abuelo, en la que juraba que un hombre se le sentaba en su cama y le hablaba por su nombre para decirle que desenterrara el oro que se encontraba a un lado de su casa, a cambio del alma de uno sus hijos, o como aquella historia en la que mi tío contaba que el diablo era un hombre elegante con una pata de gallo y una de cabra, y la mejor aquella en la que nos describen al mismísimo satanás com

Siempre... una palabra compleja

La urgencia de escribir justo cuando la tecnología avanzada te falla y solo quieres hacerlo en algún lado, lo único que te queda por hacer es agarrar lápiz o lapicero, incluso cualquier material que pinte y un papel  para arrancarte con tu historia, que en este caso, es como una reflexión. "Siempre"; su uso es bastante frecuente, aunque llegamos a pensar a que es algo que deberá trascender incluso la muerte ya que de no ser así no se cumpliría su condición de  siempreidad.  Pero bueno, reduzcamos el siempre hasta que morimos, ¿cuántas veces nuestras amistades nos dicen "siempre voy a estar contigo" cuando en unos años desaparecen o dejan de formar parte de nuestra vida?, pues ahí la condición de "siempre estaré para ti" o de "siempre seré tu amigo" o "siempre juntos" no se cumple. ¿Acaso es una necesidad humana el siempre decir "siempre"? justo cuando creímos que el "nunca" era el problema. Leila Martínez Gil