Megara

Por Laura López

  Al escribir este nombre viene a mi mente una mujer que se agiganta hasta llegar al cielo con su estatura, una mujer cuya hermosura irradia el lugar como el sol al día, de ojos color miel… jóvenes, inmaduros, desconfiados, arrogantes, sensibles, unos ojos que brillan como luceros en la noche tratando de buscarle esperanza a su vida vacía, sin amor…

De tez morena que brilla con una sedosidad sorprendente, y claro una figura escultural que volvería a cualquier hombre, Dios o Semi-Dios locos de lascivia.

¿Pero eso es suficiente?, ¿Eso es lo que hizo que Heracles se enamorara de ella?

   No en mi opinión no, siento que lo que hace a una verdadera mujer son sus sentimientos, su capacidad de amar con locura y pasión; su necesidad de enamorarse, de tropezar, caer y levantarse a veces desde el fondo y volver a escalar esa montaña en el que creemos se encuentran el amor y la felicidad infinitos.

  ¿Qué desconfié de los hombres?

Claro dado que anteriores la lastimaron, tratando de hacerle creer una ilusión, algo que muchos confunden con amor y es cobardía y pasión; es normal que ella tome esa actitud al principio, es comprensible que llegado a ese punto todos queremos protegernos.

 Pero, ¿qué hizo que ella volviera a amar?

Porque al principio creemos que ella es la antagonista de este mito espectacular; ¿qué hizo cambiar a ese ser desconfiado, vanidoso y egoísta?, el amor, lo que nos hace cambiar a todos, el amor puro y sencillo que sintió por Heracles y que el demostró tenerle también; aquel que se encuentra en los corazones de cada uno de nosotros y que solo espera la alarma para despertar y volverse una realidad.

  Creo que la idealizo como una mujer perfecta porque aun con sus virtudes y defectos tuvo la capacidad de arriesgar su vida por amor, dado que comprendió que sin él el cuerpo y el ama se separan y navegan perdidos sin encontrarse jamás.

  Pienso que todas tenemos algo de Megara en sí, ya sea su hermosa figura, sus cabellos, sus ojos, su temperamento o esa infinita capacidad de amar, porque al final todos buscamos el amor y llegamos al punto de hacer locuras por él.